Mostrando las entradas con la etiqueta Los Andes. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Los Andes. Mostrar todas las entradas

lunes, agosto 23, 2010

ENTREVISTA A SERGIO FRITZ EN MEDIAPINTA.CL





  

Hay ciertos ámbitos del campo del conocimiento que, en el mejor de los casos, se nos olvidan, y que en el peor simplemente no tenemos noticia de ellos. Sergio Fritz Roa acumula, investiga y divulga una amplia gama de este tipo de material. Uno que se nos queda en el tintero, ya sea por calificarlo idiotamente de anacrónico, o por sencilla, pero no por eso menos culpable, ignorancia.
 
 

Le conocí de adolescente, buscando mayor información sobre Howard Phillips Lovecraft. Hace un año, quizás, encontré varios de sus sitios web, todos sobre temas en los cuales mi ignorancia es aterradora, pero me tranquilicé pensando que, en general, nadie domina ni de lejos un ápice de geografía sacra, sufismo, alquimia o hermetismo.

El verano pasado le reconocí en una feria del libro. En su stand reconocí una obra de Hugo Correa, muy cara en ese momento. Me lo vuelvo a topar en www.lun.cl, respecto a la adaptación cinematográfica de «En las Montañas de la Locura». Mediapinta ahora le contacta para que diluya el velo.

Fritz se mueve por territorios extraños, dentro de los cuales es un investigador exhaustivo. Ha sido invitado a congresos en Argentina; su novela «El Jardín de Trincheras» fue publicada en Italia, además de diversos artículos en el mismo país. Mantiene hace muchos años en la red la revista “Bajo los hielos”, y nunca ha dejado de moverse ni de meter las narices en temas que parecen extraños y lejanos pero que, a la luz de sus respuestas, se muestran como fundantes de todo un orden que implica el mundo en que vivimos.

En los años en que lo conocí, Fritz regentaba la Liga Lovecraftiana Chilena. Ignoro si aún se mantendrá un club de esas características. Creo que hasta sería necesario un grupo anónimo que realizara rituales a la luz de la luna, en la ribera del río Mapocho, invocando a Yog-Sothoth. Pero las tendencias, ya se sabe, van por otros lados: vampiritos que no chupan cuellos, sino vergas. Entre otros adefesios.

¿Cómo llegas a la literatura fantástica? ¿Cuáles fueron tus primeras lecturas en ese ámbito?
Hasta los quince años no leía casi nada de literatura. Sí leía, pero otro tipo de temáticas, especialmente religiones comparadas y mitología. Fue a través de un monográfico sobre el temible "Necronomicon", que editó en los años ‘80 la revista española “Mundo Desconocido”, cuando supe de Lovecraft, quien me acercaría definitivamente a la literatura general y especialmente fantástica. De inmediato vi en Lovecraft algo más que mero divertimento. Por primera vez supe que los relatos y novelas podían contener mucho más que simple invención. Y así, por ejemplo, pude percibir que los mitos y símbolos que hallamos en el mundo antiguo persisten de alguna manera sutil en la literatura, especialmente en la ficción fantástica.
 
Al leer a Lovecraft -verdadera revelación- me interesé por el llamado “Círculo”, es decir sus amigos escritores, donde hallamos a algunos verdaderamente notables, como Clark Ashton Smith -autor de relatos exóticos y de horror puro-, Robert E. Howard -el creador de Conan, entre otros personajes no menos interesantes-, Henry Kuttner y Robert Bloch, amantes tanto de la ciencia ficción como del horror. También supe de los maestros y antecesores de H.P. Lovecraft. Ya había leído algún relato suelto de Poe, pero sólo ahora podía internarme con mayor afán en su mundo cargado de psiquismo, conflictos internos y presencias sutiles. También conocí a Arthur Machen, uno de mis favoritos, cultor de lo numinoso, que es precisamente la sustancia de los mejores relatos de Lovecraft; Lord Dunsany, con su onirismo extraterreno; William Hope Hodgson, con sus miedos marinos, y así otros muchos.

También me interesan los argentinos Borges, Lugones y Marechal, quienes también deben considerarse autores fantásticos. En Chile, aún cuando es literatura más bien esotérica, rescato a Miguel Serrano, quien logra en libros como "Elella", "Nos: el libro de la resurrección", y "Quien Llama en los Hielos" un ambiente similar a lo mejor de la fantasía literaria. También me interesan Hugo Correa, Sergio Meier, Boris Calderón, Héctor Barreto, y otros menos conocidos.

Profesas una preferencia por Lovecraft, has incentivado de distintas maneras su lectura, ¿qué te provoca su obra, su figura como persona, sus tópicos de escritura? 
Me interesa Lovecraft por muchas razones. La primera, por ser un testigo cualificado de lo que vio. Fue una persona que vivió un periodo difícil de la historia de su país. Un momento decisivo, en que la inmigración a los Estados Unidos se hace masiva, en que las guerras mundiales azotan los pueblos, en que la ciudad se transforma en desmedro de los pueblos serenos de antaño; surge el verso libre, el cine. Lovecraft fue un testigo de todo esto, y aunque le causaba horror lo que veía, era muy sincero en decirlo. Su crítica a la modernidad es única. A diferencia de Oswald Spengler, u otros teóricos de la decadencia, Lovecraft ataca a lo moderno desde un punto de vista estético, pero total. El mundo moderno es abominable porque es… feo. Es decir su música, su arquitectura, su literatura, su organización social, etcétera, carecen de armonía; sólo persiguen el mero utilitarismo.

Una segunda razón radica en su capacidad de crear mundos. En ello sólo Tolkien es comparable.

Una tercera es el hecho de que une el pasado y el futuro. La magia y la ciencia. Es “retrofuturista”, o “arqueofuturista”. En ello es innovador. Qué mejor prueba de ello es el relato “Los sueños en la casa de la Bruja”, donde se mezcla magia con dimensiones no euclidianas; conjuros y matemáticas.

Pero, tanto o más importante que las anteriores, es su uso de símbolos en la literatura. Aunque Lovecraft era inconsciente de ello, él estaba reviviendo miedos antiguos, utilizando símbolos poderosísimos que están en todas las tradiciones espirituales (el viaje iniciático, la caverna, el laberinto, las ciudades sacras), elaborando así un neo-gnosticismo.

La poesía romántica anhela un pasado que mistifica a niveles sublimes, como lo que hace regularmente Hölderlin. ¿Cuánto han influido tales lecturas en el camino investigativo que has tomado?
De alguna manera, mientras no encontramos nuestra esencia, somos un proyecto. En mi caso, con el avanzar del tiempo me doy cuenta de que hay mucho de espíritu romántico en mí. La lucha entre el Ideal y lo cotidiano me marca. Pero evito que ello sea mera huída. Sé que estamos aquí por algo. Algo más que el simple hacer. Estamos para el ser. Y ello implica una guerra sin cuartel con la ignorancia que vivimos. El error de los románticos es que sólo ven una parte de la realidad.


La Metafísica —como concepto de cátedra y de la historia de la filosofía— surge como invento de Andrónico de Rodas, bibliotecario de Alejandría, quien, no teniendo título para una serie de manuscritos de Aristóteles, les bautizó “Metafísica”, por que iban luego de los libros de la Física. ¿A qué te refieres tú con ese concepto?
La metafísica de la cual hablo es la que han definido personas como René Guénon y Frithjof Schuon, estudiosos de la llamada “escuela tradicional”. Es decir, de aquel conocimiento intuitivo que se refiere a la diferenciación entre Ser y No-Ser. Su principal manifestación es la doctrina de la Unidad, respecto a la cual he escrito un artículo que puede servir de introducción, a pesar de que se refiera al Zoroastrismo, una de las religiones más antiguas que aún perduran. Hay un conocimiento relativo al orden cósmico (cosmología), otro al hombre (antropología), y uno a la Realidad Suprema (metafísica).

América secreta y Santiago oculto.


Sergio Fritz recuerda a algún atormentado investigador de las historias de Lovecraft. Uno de aquellos ratones de biblioteca que resisten al horror sólo para poder contarlo, y que han sido llevados hasta ese trance por su obsesiva curiosidad. Fritz ha estudiado la geografía de un modo distinto; fue tras la Ciudad de los Césares, conoce una faceta secreta de Santiago, ha comprendido al Islam desde otro ángulo, y siempre sale con algo entre manos. O por lo menos con algo que explicar:
Si uno ve el mundo como algo sagrado -tal como debiéramos verlo, no desde una visión materialista-, entendemos que hay lugares que poseen una función espiritual precisa, que los ubican en un rol preferencial respecto a otras zonas. Por ejemplo Roma, para los cristianos, o Mekka, para los musulmanes, o el Ganges, para los hinduistas. Cada comunidad tiene sus centros. Y así como los hay primarios, otros son secundarios, de menor importancia. Muchos de los centros espirituales fundamentales se han ido haciendo más esquivos. Por ejemplo, Aghartta. O en Sudamérica, la mítica Ciudad de los Césares. Ello obedece al oscurantismo del plano espiritual en que vivimos. Por algo sólo los puros -un Parsifal, por ejemplo- pueden acceder a ellos. La geografía sacra estudia dichas temáticas para reconducir al hombre a su comunión con el paisaje.

Causó cierta efervescencia tu descubrimiento de los mapas líticos en donde se representa América. Explícanos qué son estos mapas, cómo se han conservado, y sobre todo quiénes los habrían construido.
Cuando uno empieza cierta búsqueda, las cosas también se nos acercan. Es decir, se genera una especie de atracción recíproca. Así me ocurrió con dichos objetos líticos. Voy a ser muy franco acerca de esto. No quiero que se genere una idea errada. Lo primero: no puedo asegurar que se trate de mapas líticos. Siempre he hablado de “posibles mapas líticos”, acentuando lo de posibles. Ciertamente sería una coincidencia única que todos hayan sido hallados en el mismo lugar (en un fundo cercano al monte Mocoén, al norte de la ciudad de Los Andes). Pero tampoco puedo afirmar que son creaciones humanas. De ser esto último, habría que revisar varios dogmas de la arqueología e historiografía americana. Los antiguos pueblos andinos no serían tan simples como ambas ciencias los suponen. Pues, ¿cómo podrían haber obtenido el conocimiento para trazar mapas de un continente?

Pero más allá del debate acerca de si son o no elaboraciones humanas, el hecho es que están allí, mostrando los contornos de América. De todas formas, no es la primera vez que se encontrarían, aunque con ciertas características diferentes. De ser realmente confecciones humanas los dibujos de las piedras de Ica del doctor Cabrera y el mapa pétreo de mi compatriota Videla, habría otros casos de interés.

Posiblemente más importante que estos posibles mapas líticos sea mi descubrimiento de megalitos en El Quisco. Esto no admite duda y ayuda a replantear la historia de los pueblos costeros. Además permite barajar la posibilidad de presencia inka, pascuense u otra, en la costa chilena central.

Afirmas con seguridad que un sitio mítico, como la Ciudad de los Césares, en efecto existe. ¿Tu postura responde a una seguridad empírica o a una deducción intelectual?
Sí, en esto soy categórico. No me cabe la menor duda al respecto. Hay suficientes relatos que aseveran lo anterior. Además no creo que jesuitas como el Padre Mascardi, quien era un gran estudioso, políglota y excelente explorador, se hayan dejado embaucar por meras fantasías. Tampoco el arqueólogo Francisco Fonck, quien, dentro de los más conocidos, sería uno de los últimos buscadores. Él dio una clave al decir que la búsqueda del Grial en Europa tenía su correlato sudamericano en la Ciudad de los Césares. Y yo agregaría algo: El destino de América tiene que ver con esto.

Los mitos son realidades concretas, en el sentido dado por los que lo viven, como lo entendió uno de los pilares de las religiones comparadas, el rumano Mircea Eliade. Realidades que hacen participar a los hombres de un estadio superior, por cuanto lo conectan con una fuerza no humana.

Yo también he buscado la Ciudad. Y he sentido la presencia de sus seres. Para mí esto es suficiente. Algo de ello está en mi novela "El jardín de trincheras".

Como muy bien mencionas en varios artículos, siempre ha existido la conciencia de ciertos lugares ocultos, dotados de un sentido transcendental, o contenedor de ese sentido. Histórica o legendariamente, ¿de dónde viene tal certeza, tan comúnmente aceptada pero rechazada de plano, cuando se la intenta sacar a flote?
Efectivamente, esto no es nuevo y es común a las sociedades tradicionales -tradicional en un sentido guenoniano. Es un mito. Pero reitero que mito en tanto idea-fuerza que nos comunica con un aspecto de lo Trascendente, no como mito-mentira. Al ser mito, es algo que está más allá del tiempo. Estos lugares normalmente están en cuevas o en cerros inaccesibles. Ello es una forma de protección. Quien tiene el corazón puro, no obstante, siempre podrá penetrarlos.

Desde que leí la novela de Lovecraft "En las montañas de la locura", hace ya varios años, cada vez que sé de alguna noticia relacionada con la Antártica me dan escalofríos. Me da la impresión de que hay ciertos lugares que no deberían ser hollados por pie humano, so pena de descubrir cuestiones que no por nada se han mantenido ocultas. Esto imprime una función corruptora a la humanidad, en el concierto universal. ¿Qué piensas al respecto?
Lovecraft tuvo intuiciones impresionantes. A través de los sueños viajaba a lugares a los que nunca fue en el plano físico. Su descripción de la Antártica es tan vívida que un explorador no podría haberlo hecho mejor. ¿Cómo pudo intuir la presencia de algo oculto, pero pernicioso allí? No es suficiente su lectura del "Arthur Gordon Pym", de Edgar Poe. Estoy seguro de que supo algo más.
 
En general, la Antártica es el centro sexual del mundo. Así se lo dice a Miguel Serrano, otro iniciado en el Mito Polar, su maestro. Y creo que efectivamente es así. Al ser el centro sexual de la Tierra, resulta un cúmulo de energías que, como la serpiente Kundalini de la Yoga, puede desatar terribles consecuencias sino son bien empleadas.

El centro intelectual de la Tierra estaría ubicado en el norte, y correspondería a la Hyperborea mencionada los griegos. Pero hoy está oculto, posiblemente sumergido en casi su totalidad. Con el pronto desplazamiento de los polos, la función espiritual de “cabeza del mundo” debiera radicar en la región antártica. Por ello es que Chile y Argentina tienen un valor inmenso en lo que será la construcción de una nueva humanidad. No por nada se dice que las energías de los antiguos centros ubicados en los Himalaya se han desplazado a Los Andes.

A pesar de que sus investigaciones lo encumbran muy alto, Fritz ha puesto los pies muy bien en tierra, en Santiago de la Nueva Extremadura. La ha recorrido poniendo los ojos donde nadie más, haciendo descubrimientos significantes de un saber arcano y siempre soslayado, pero que se muestra claramente al ojo entrenado.
Santiago es una ciudad asombrosa desde muchos ángulos. Tú has iniciado una serie de recorridos tras ciertas pistas de su origen hermético. Cuéntanos acerca de tus hallazgos y sus significados.
Efectivamente. Es bueno escucharte. Muchos santiaguinos suelen decir que esta ciudad es horrible. Pero tras el Santiago de ruido, Transantiago y malls, existe una ciudad maravillosa, que esconde secretos.

De mis investigaciones he podido constatar la presencia del Hermetismo en casas como la del grupo artístico “Los Diez”, ubicada en calle Santa Rosa, a pocas cuadras de la Alameda Bernardo O’Higgins, y en la “Casa Edwards Matte”, que hoy es parte de la Universidad Alberto Hurtado. Fue precisamente esta importante Universidad la que me contrató para realizar un estudio simbólico sobre dicho inmueble. Ya desde afuera pude apreciar elementos simbólicos alquímicos y masónicos; pero una vez que tuve permiso para revisar todas las dependencias de dicho edificio, mi sorpresa fue inmensa. No se trataba de simples objetos aislados, sino de un plan con sentido hermético impresionante. Ismael Edwards Matte era lo que los alquimistas llaman un “adepto”, es decir, un poseedor de las llaves del conocimiento hermético. Así lo demuestra su construcción, en la que participó además el misterioso arquitecto Federico Bieregel. Fruto de este trabajo fue un texto que entregué a la universidad mencionada, junto a muchas fotografías. Espero pronto escribir sobre dicha casa en un libro que debiera titularse algo así como “Alquimistas y Hermetistas en Santiago de Chile”.

Otro descubrimiento importante me parece la existencia de un culto al “Green Man”, el hombre verde de la tradición céltica y medieval. Ello se encuentra en la arquitectura de varios edificios antiguos de la capital. Se trata de un “dios” de la naturaleza, el principio de germinación.

Durante quince años he ido recopilando material al respecto. Tengo ya dos carpetas con notas, fotografías, recortes de diarios, etcétera. Es parte de un trabajo acerca de la historia de la alquimia y el simbolismo hermético en nuestra patria, pero que espero extender a países como Argentina, Uruguay y Perú, donde estos saberes también poseen una presencia que aún no se estudia.

Sigamos en éste territorio. Cuéntame de la visita de Alfred Paraf a Chile a principios del siglo pasado, y de sus intentos por convencer a la clase dirigente de su capacidad alquímica.Paraf era un químico alsaciano muy peculiar. En Estados Unidos fue el primero en producir la margarina, pero pronto allá tuvo problemas con la ley. Luego vino a Chile, donde existió una gran expectativa inicial, y luego una serie de acusaciones de fraude que lo llevarán a emigrar a Perú, donde morirá. Se pretendía conocedor de una fórmula que podía transmutar la escoria en oro a través de ciertos procesos industriales. Lo novedoso del caso es que en Chile logró captar el interés de gente relacionada con la mineralogía, personalidades cultas y relacionadas con el poder. Paraf ofreció su método al gobierno de la época, e incluso les entregó oro obtenido por sus procedimientos. La historia suele decir que era un timador sin más. Pero hay ciertos hechos que quedan sin respuesta. Por ejemplo, ¿cómo se explica que gente relacionada con la mineralogía, y que presenciaron la transmutación, hayan aseverado que lo producido en el laboratorio, a través del método Paraf, fue efectivamente oro? ¿O que el alsaciano haya solicitado a expertos químicos un peritaje de su procedimiento, sin que su solicitud haya sido aprobada por los científicos?

Esto de la producción de oro por métodos alquímicos, o más precisamente arquímicos (Fritz insiste en la diferencia de estas ciencias que hace un tal Fulcanelli en "Las Moradas Filosofales"), y presentada a la publicidad, es similar a lo que ocurrirá un tiempo después en Francia con Alphonse Jobert, otro químico misterioso, de quien algunos creen que podría ser el legendario Fulcanelli, el cual desaparece también de la historia, como si la tierra se lo hubiese tragado. De Paraf en Perú no sabemos nada, salvo que murió en la pobreza.


Introducción a Oriente para meros occidentales.


Pareciera existir una intención unificadora en las distintas fuentes mitológicas de las que te nutres. Me refiero a un nudo en el cual todas ellas se cruzan. Esa es la sensación con la que quedo luego de revisar tus artículos, ¿me podrías explicar esos puntos centrales donde convergen tus investigaciones y textos?
Sí, aunque tal vez pareciera muy disímil interesarse por un autor conocido como maestro de horror, cual es Lovecraft, y a la vez por la alquimia, el sufismo, la geografía sacra, etcétera. Hay una búsqueda común en todo ello. Y dice relación con el desciframiento de ciertas verdades “ocultas”, a las cuales se puede acceder sólo con la gnosis.

En general hay dos centros de interés. La literatura fantástica (especialmente Lovecraft, Machen, Blackwood, Dunsany, Ashton Smith) y el esoterismo puro. Digo puro porque en la literatura fantástica, como en otras áreas, es admisible una interpretación esotérica; pero aquí me refiero al esoterismo como vía en sí, no como hermenéutica. Dichos caminos convergen en algún punto. La literatura por la literatura para mí no es suficiente. Tiene que poseer un contenido que me diga algo más.

Un lector apurado podría pensar que tus textos versan sobre temas marcadamente anacrónicos, como por ejemplo la alquimia. ¿Qué opinas?
No me interesa lo anacrónico, sino lo que se alimenta de una sustancia eterna. Por cierto, tal saber se difundía de manera más clara en tiempos pasados, cuando había un orden que velaba por lo espiritual y no por el individualismo o el materialismo actuales. Pero, de alguna forma, la Luz busca una manera para permanecer. La misma alquimia, por ejemplo, si bien es cierto tuvo su auge en Occidente durante la Edad Media y el inicio del Renacimiento, aún goza de buena salud, y los amantes del Arte Real existen por todas partes, incluso en Chile, donde intento difundir esta ciencia sagrada. Respecto a nuestro país, una de mis labores consiste en rastrear la presencia hermética en sus personajes, sus símbolos, sus monumentos; para sorpresa de muchos he podido establecer, aunque de manera esquemática y no definitiva, algunos hitos de lo que podría ser una “Historia de la Alquimia en Chile”.

La alquimia, al ser la ciencia de la transmutación del sí, no tiene tiempo. Mientras existan hombres en la Tierra, habrá seres que deseen obtener una depuración y una transformación.


Por favor, aterrízanos el sufismo. Explícanoslo como si fuéramos lo que somos: Occidentales.
El sufismo, o tasawwuf, es el esoterismo islámico, es decir, la esencia misma del Islam. Su equivalente podría ser la kabbalah, en el judaísmo, y el rosacrucismo auténtico, en el cristianismo. En general es una profundización de las enseñanzas islámicas, que atiende más al espíritu que a la letra. Otra definición del sufismo podría ser aquella senda que busca limpiar las asperezas del yo (ego) para así poder amar directamente a Dios. El sufismo es ante todo una senda, un camino. Se manifiesta en órdenes o cofradías (denominadas turuq), donde hay un sabio o guía (shaykh) que da instrucciones espirituales a los miembros del grupo, como por ejemplo una recitación especial. El método común es el dikhr, que se hace normalmente a través de repetición de palabras o de frases sagradas.

El Islam, de manera generalizada, se ha convertido en una amenaza pública. Como antes lo fueron los rusos, o cualquiera que fuese el “enemigo” de turno de EE.UU. ¿Qué opinas de tal manipulación e ignorancia?
Es lamentable, por cierto. Decir o mostrar al Islam como sinónimo de terrorismo es gravísimo. No se puede culpar al Islam de la estupidez de algunos musulmanes, como tampoco se puede enjuiciar al cristianismo por la pedofilia de algunos sacerdotes. El fanatismo, por lo demás, está no sólo en musulmanes, sino también en cristianos, hinduistas, ateos, etcétera. Está en la política, en la TV, en el fútbol…
 
Hay muchas pruebas que indican que el Islam no se trata de una religión violenta o de ignorancia. Por el contrario, detuvo prácticas monstruosas como la esclavitud, o el matar a las hijas sólo por ser mujeres. El Islam contiene una enseñanza de respeto a los cristianos, judíos, sabeos y en general a los monoteístas. Pero ello puede ampliarse a las otras comunidades y también a los no creyentes. El mismo Qur´an (Corán) dice que no puede haber coacción en materia de religión; y también que si uno llama al Islam y no hay respuesta, se debe dejar a la persona; es decir, no violentarla. Obviamente no todos los musulmanes han cumplido estas prescripciones. Y el Islam se debate hoy entre uno puritano e intolerante (wahabí), y uno pacífico y mayoritario, el cual, de no transformarse en algo light, puede brindar mucha riqueza espiritual.

El Islam es la religión que más crece, porcentualmente hablando, y creo que esa es una razón suficiente para que algunos deseen atacarla. El Islam prohíbe la usura, y el capitalismo es un sistema económico basado en el interés usurero.

En un contexto de apertura mental y de búsqueda espiritual, ¿cómo evalúas el uso de psicotrópicos que faciliten tales estados? ¿Son una suerte de simples atajos químicos que le quitan peso al resultado?
No soy quién para hablar de ese tema. Sólo puedo decir que la sabiduría ancestral permitía cierto uso de sustancias alucinógenas. Pero ello en ritos, y con la presencia de un maestro. Hoy, ¿se lo hace con el mismo fin y medio?

Y me quedo pensando que me gustaría compartir una estampilla de LSD con este tipo y vislumbrar la lejana Kadath, o la hundida R’lyeh, aminorar el paso del tiempo, redescubrir el mundo, convertir el oro en aire; buscar las certezas donde todos afirman que no hay más que añejos cuentos.

FUENTE:
http://www.mediapinta.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=204:entrevista-a-sergio-fritz-roa&catid=58:sergio-fritz-roz

lunes, mayo 24, 2010

LAS TRES ROCAS (SERGIO FRITZ)

(La tres rocas, en el jardín zen)

En el mismo lugar donde hemos hallado los posibles mapas líticos como además una serie de curiosos instrumentos de piedra, existen tres rocas que llaman mucho la atención, a tal punto que el dueño del lugar ha hecho de ese sitio una especie de jardín zen, con piedrecillas en su entorno.

Se trata de tres rocas, cada una muy diversa a la otra, tanto en material como en forma.

Una de ellas recuerda a un sarcófago o tumba. Otra (¿aerolito?) tiene una especie de taza en su parte superior, de manera que cuando llueve el agua queda estancada allí. Y una tercera, que es más bien redonda.

Uno podría pensar que alguien puso las tres rocas, dada la especial disposición en que se ubican (lugar, distancia entre una y otra, características de cada roca, etc.); pero ello no parecería argumento concluyente, a menos que a lo anterior agregaramos otra prueba.

Y la prueba se estableció al excavar, incluso, muy levementealrededor de dos de las rocas.
Pude hallar que las piedras habían sido superpuestas a otras piedras menores.

Las fotografías así lo demuestran.

Cada vez tenemos menos dudas que el lugar era un centro espiritual antiguo. Frente a tal sitio podemos contemplar además el maravilloso cerro Mocoen, que desempeñaba importantes funciones sagradas en la región, al ser el más alto del valle y por su curiosa forma. Quien lo observe sabrá a que nos referimos. Pero, del sacro Mocoen ya hablaremos posteriormente.

Por ahora, doy este avance del estado de mis investigaciones en la zona.


(la roca con forma de sarcófago)


(parte posterior de la roca sarcófago)

(Algunos objetos hallados en la parcela. Al centro piedra redonda.)

(Curioso ídolo pétreo)



(Otro ídolo)


(Roca con taza en la parte superior)








(Puede observarse claramente como la roca fue superpuesta y se encuentra apoyada por otras piedras)

jueves, octubre 15, 2009

Sergio Fritz Roa - Un guenoniano en los Andes -Débora Goldstern


Entrevista realizada por la investigadora y webmaster del sitio Crónica Subterránea,
Débora Goldstern.
Fuente: http://cronicasubterranea.blogspot.com/




Cuando iniciamos Crónica Subterránea pensamos que este sitio tendría una tarea solitaria, entendiéndose poco la tarea emprendida desde este espacio. Sin embargo hace muy poco descubrimos que existen otras voces, compañeros de ruta, sintonizando la misma visión.

Este hallazgo llevó a conectarnos con Sergio Fritz Roa,


[1], que a través de Geografía Sacra, irradia un mensaje enriquecedor, que hoy deseamos presentar a los lectores del blog. Este guenoniano dedicado, esoterista de rango, así como escritor y estudioso de nuestra América pasada, es un invitado digno, que lleva la palabra “entrevista” hacia otro escalón, y que resulta imperdible lectura para profundizar en los temas que también son materia de éste blog.


En tu escrito “El mito de los centros espirituales ocultos y en especial de la Ciudad de los Césares ”, se brinda una reseña magistral sobre el significado de los centros tradicionales americanos asociado a lo “subterráneo”. Se enfatiza el carácter esotérico como vía de abordaje e introducción, a un tema que disociado de este factor, no encuentra la recepción debida perdiéndose en vericuetos confusos, donde lo fantástico y legendario son moneda corrientes. Creo que uno de los grandes problemas con los cuales se enfrenta este tema, es la negación del aspecto iniciático, que sin las claves correctas se transforma en vía muerta.

Efectivamente, no habrá comprensión real y absoluta de lo que denomino “centros espirituales ocultos” (Aghartta, Ciudad de los Césares, Paititi, etc.) mientras no se los encuadre dentro de una visión que sólo el esoterismo puede dar. Para ello, la doctrina cíclica (las cuatro edades del mundo: edad del Oro, de la Plata, Bronce y Hierro; sapiencia que por lo demás es universal y no solo propia de los antiguos griegos) y la geografía sacra nos serán útiles. Ello por cuanto el ocultamiento actual de dichos centros de sabiduría se debe al nivel de involución espiritual en que se encuentra la humanidad. Oscuridad –precisamente, la Edad de Hierro es la que vivimos, la cual es regida por la diosa Kali y que se caracteriza por una fuerte densificación de las cosas, incluso del tiempo- que dice relación con la radical separación microcosmo-macrocosmo que ha creado el modernismo, y que se expresa en el antropocentrismo, la destrucción ecológica, la masificación, el racionalismo, etc.

Debido al carácter iniciático de estas doctrinas, no todos podrán lograr una aprehensión real de lo que significan los centros espirituales ocultos. Pues no se trata de arqueología, de búsquedas de tesoros o mera comprobación de hermosas leyendas. Lo que está en juego es la valiosa posibilidad de contactarse con una realidad metafísica y por tanto de transmutarnos. Y ello tiene un alto costo, no precisamente mercantil…


A tu faceta esotérica se complementa la de un estudioso del pasado americano, en especial, los Andes, algo que en lo personal me identifica mucho. Antes de pasar a los descubrimientos que hace poco diste a luz, hay un tema que quiero desarrollar, y que se centra en la visión de algunos autores, sobre la historia de nuestro continente. Sudamérica en especial es donde la creencia de los “dioses blancos” cuenta con más difusores, idea, que fue compartida en gran medida por Jacques de Mahieu, y Miguel Serrano, entre otros. ¿Coincidís en esta postura?

Sí y no. La respuesta puede parecer ambigua, pero me explicaré:

Sí, toda vez que efectivamente las mitologías americanas recogen la creencia que los fundadores de ciertos pueblos de este continente eran blancos y barbados. De allí las leyendas sobre Bochica, Quetzacoatl, Viracocha, etc. A ellos se los asocia normalmente con el símbolo de Venus y también con la cruz. Pero la presencia “blanca” precolombina no solo se encuentra en la mitología y las leyendas, sino en infinitud de hechos, como las similitudes entre el arte de Tiahuanacu y las esculturas medioevales, el lenguaje rúnico en piedras de New England (USA), residuos de pueblos blancos (por ejemplo, lo que indican los cronistas respecto de Boroa, en el sur de Chile), etc...

No, toda vez que estos autores suelen ser algo unilaterales a la hora de hablar de los primeros habitantes de estas tierras o al menos de los creadores de cultura. En efecto, motivados por sus propias visiones políticas han querido solo ver la presencia blanca en América, olvidando que habría muchos más pueblos que pudieron estar en estas tierras. Por ejemplo, la presencia islámica precolombina es un tema que solo recién empieza a llamar la atención. Al respecto recomiendo el libro del Dr Abdullah Hakim Quick, “Deeper roots, Muslims in the Caribbean from before Columbus to the present”, donde se nos habla de la presencia islámica en América, incluso antes de la llegada de Colón (caso del geógrafo Abu ´Abd Allah Muhammad al-Idrisi, hacia 1150 DC); como de pueblos negroides, los que son representados en unas piedras halladas en el Yucatán, y cuya data estaría entre 800 y 654 A.C. También se sabe de evidencias chinas, fenicias, bereberes, egipcias, etc. Respecto a estos últimos, las investigaciones de Oscar Fonck como de Barry Fell parecen demostrarlo. Por otro lado, no solo blancos europeos (sean éstos vikingos, templarios o misioneros cristianos) pudieron haber llegado, sino judíos y romanos, tal como algunas investigaciones parecen demostrar.


Otro de los grandes interrogantes en cuanto al pasado del continente, lo constituyen los túneles que se extienden por la cordillera, que nos remite otra vez al tema subterráneo. Generalmente estas construcciones son tratadas por los arqueólogos y estudiosos en general, como algo anómalo y no integrado en el puzzle andino, que a su vez es el epicentro donde se asientan estas construcciones ciclópeas. Hay como una permanente disociación que buscan desvincular “piezas incómodas”, y que no encajan en la historia establecida para América.

Tienes razón, pues la historiografía oficial es bastante conservadora. Por ejemplo, las investigaciones que pueden cambiar la manera de datar la historia americana, son normalmente silenciadas o criticadas brutalmente. Oscar Fonck, al que he citado recientemente, nunca contó en Chile con la ayuda oficial, a pesar de sus grandes investigaciones. Y hay otros casos, por ejemplo, el mismo De Mahieu… Sus trabajos son sorprendentes y merecen estudios profundos de parte de quienes tienen los medios económicos y técnicos, es decir los científicos oficiales… ¿Quién de ellos hasta ahora los ha profundizado?... Y ¿qué pasó con las “momias blancas” halladas en Perú? ¿O cuál es la explicación dada por la ciencia oficial a la estatuilla barbada que se encontraría en el Museo Dillman Bullock? De todas maneras, pese al conservadurismo de la ciencia oficial, hay muchas personas que están tratando de abrir horizontes en estos temas, y así como hoy incluso los científicos ya aceptan la existencia de agua en la Luna y en Marte, cuestión que era anatema hasta hace poco, en algún momento deberán reconocer que varios de los descubrimientos para ellos considerados acientíficos son evidencias concretas.


Pasemos a uno de tus descubrimientos: los
Mapas Líticos. ¿Cómo se inicia este hallazgo, que desde su aparición concitó la atención internacional?

Mucha observación y algo de intuición. En una caminata a la zona andina cercana a San Esteban, me percaté de una piedra en el suelo que tenía una imagen muy curiosa, parecida a un mapa de Sudamérica. Posteriormente en la misma zona hallé otra que representaría el contorno sudamericano y parte de lo que sería el oeste de Africa. Y luego un posible mapa que me cuesta definir si se refiere a Eurasia o a otro continente. En estos casos, he preferido la prudencia y he hablado de “posibles mapas líticos”, pues hay un margen de posibilidades que se trate de vetas de las piedras, aunque sea rarísima coincidencia hallar todos estos objetos en un perímetro de menos de un kilómetro. Por lo demás, no sería la primera vez que se encuentran en Chile esta clase de mapas líticos. Otro joven investigador, llamado Rafael Videla, ha descubierto en la zona andina del Maule otra representación americana. Ello, acaeció según Videla, el 2005. Como puntos en común se trata de mapas líticos encontrados en Los Andes, cerca de lugares arqueológicos (en el caso de Videla cerca de la misteriosa zona llamada El Enladrillado; y en el mío de un lugar donde la cultura Aconcagua repletó de petroglifos las rocas), y que representan América. En caso de ser dibujos realizados por manos humanas, surgen interesantes preguntas. Desde ya, ¿quiénes fueron sus dibujantes? ¿Y qué tipo de conocimiento les permitió dibujar con precisión el contorno americano?

¡Hay que estar atento a lo que la naturaleza nos quiere decir!

Otro interesante estudio que sacaste a la luz fueron
“Los megalitos de El Quisco y su simbolismo protohistórico”. Sin tuda su investigación revela que una cultura desconocida se extendió en América, y que podría tratarse de una civilización autóctona, concepto que no me resulta desconocido, ya que personalmente pienso que además de las migraciones registradas, este continente desarrolló una cultura propia, y cuyos vestigios más visibles se encuentran en las grafías halladas, que marcan una lengua aún más antigua que la de sus propios lugares de origen. Eso no lleva a pensar que quizás en un tiempo remoto, América exportó está civilización hoy ignorada.

A diferencia del caso de los posibles mapas líticos, en el cual por el momento no deseo afirmar en un 100% que se trata en todos los casos de figuras confeccionadas por el hombre; por el contrario, los megalitos de El Quisco no me merecen duda alguna, debido a la cantidad y forma de aquéllos. El conjunto constituye lo que sería un centro ceremonial o astrológico, o ambos a la vez. Allí hay formas pétreas que representan animales como tortugas, jabalís, ranas, etc. Y también hay de rostros de hombres, con sus tocados. Hay una similitud con los gigantes líticos de Marcahuasi y unidad conceptual con el “Intihuatana” de Rocas de Santo Domingo, a pocos kilómetros de El Quisco. Creo que estos dos centros (El Quisco y Santo Domingo) pueden ser efectivamente autóctonos; o en su defecto restos de una cultura de origen norafricano (egipcio, libio, etc.) asentada en la zona central chilena.

Respecto a lo último que señalas, habría mucho que decir. El difusionismo (es decir, la creencia que ya desde tiempos remotos existió intercambio marítimo entre los cinco continentes) parece estar en lo correcto. La teoría del aislacionismo no solo es un insulto para las inteligencias toda vez que considera que solo los europeos (y ¡solo desde el s.XV!) podrían haber llegado a estas latitudes y no viceversa, sino que además considera los océanos y mares no como puentes sino como barreras, lo cual es inexacto no solo históricamente sino que es cuestión de preguntarle a los marinos cómo consideran el mar; si como un muro o como senderos. Acerca de este interesante tema, la obra de Roberto Rengifo, un investigador chileno que llegó incluso a dictar charlas ante la Sociedad Científica de Chile en las primeras décadas del s.XX, se presenta de vital interés. Esto último, abro aquí un paréntesis, demuestra el gran nivel de apertura de los científicos chilenos de fines del s.XIX y principios del XX. Este caso no es aislado, también es prueba de dicha apertura el hecho que el gran erudito nacional José Toribio Medina dedicará decenas de páginas de su clásica obra de 1882, “Los aborígenes de Chile”, a las tesis de poblamiento americano y chileno, incluyendo muchas que jamás los historiadores posteriores se han atrevido siquiera mencionar en sus “manuales”. Volviendo a Rengifo, él postuló que la humanidad surgió en la Antártica y que luego la cultura se desarrolló en Chile, para difundirse por todo el mundo. La migración para Rengifo siguió un proceso sur-norte, y desde América se expandió la cultura a todo el mundo. Aun cuando hay ideas en Rengifo que son frágiles y cuestionables, estoy seguro que su obra exige un estudio serio y completo, pues puede aportar información y líneas de pensamiento considerables.


Retomando nuestra línea esotérica, me sumerjo en la concepción guenoniana en cuanto a la tradición subterránea, que reflejó en su escrito mayor
El Rey del Mundo. Creo que desconocer este escrito, hace perder un hilo muy importante cuando se trata de profundizar en estos misterios. De nuevo subrayo que sin una base esotérica la comprensión sobre el “mundo subterráneo”, queda desdibujada, convirtiéndose muchas veces en una caricatura. Además en El Rey del Mundo, Guénon pone las cosas en su lugar en cuanto al papel de Agartha como centro primordial.

Sí, estoy de acuerdo. En “El rey del mundo”, Guénon expone la teoría de los centros espirituales ocultos, en especial del Aghartta, tema que en aquellas décadas causaba gran polémica en los medios cultos, debido a dos libros: “Misión de la India en Europa” de Saint-Yves d'Alveydre y “Hombres, dioses, bestias” de Ferdinand Ossendowski. Estos textos junto al de Guénon, constituyen una imprescindible trilogía sobre Aghartta. En lo personal, creo que Guénon aprovechó la oportunidad de hablar sobre la doctrina de los centros espirituales, rectificando algunos puntos, y aclarando varias cuestiones al respecto, que los libros anteriores no supieron dilucidar. El metafísico de Bloy pudo integrar el “mito” de Aghartta a un asunto más complejo, que dice relación con lo que el esoterismo islámico llama Tasarruf. Digo lo anterior, porque si uno lee primero el texto de Saint-Yves d'Alveydre lo encontrará un texto flojo, incluso poco serio, mezcla de idealismos “esotéricos” con miradas políticas, etc. Y, por su lado, si únicamente leemos el de Ossendowski creeremos que Aghartta y el Rey del Mundo son solo leyendas asiáticas. La lectura de la obra guenoniana aquí se hace imprescindible, contextualizando las temáticas señaladas e incorporando a Aghartta dentro de la geografía sagrada.


En sintonía con el tema de Agartha, hace poco inicié una serie de reflexiones sobre aquello que a mi entender desvía del camino, en cuantos a los estudios del mundo subterráneo. Un ejemplo clásico, que señalo como error, es cuando se enuncia “Agartha, capital Shambhala”. Teniendo en cuenta que Agartha nace de la mano de Saint Alveydre, que lega su visión en
Misión de la India en Europa, publicado a fines del siglo XIX, resulta por lo tanto muy posterior a Shambhala, que si encuentra un ligazón histórico, mucho más extenso. Sin embargo para muchos estudiosos está asociación es indivisible, y no parece preocupar la confusión.

En estas materias hay mucha confusión. Las razones de ello se deben a varios problemas. Desde ya, la escasa cualificación de quienes pretenden tratar estos asuntos; falta de conocimientos lingüísticos; mucha desviación intencionada (la “contrainiciación” de la cual hablaba Guénon); etc. Además, la misma naturaleza de los temas signados no es fácil. También, se debe considerar la problemática de las fuentes. No creo que Saint Alveydre u Ossendowski hayan inventado Agarttha. Guénon demuestra que ello no fue así. Sin duda, las fuentes utilizadas por estos autores, como sus propias vivencias, son distintas a las recogidas por otros autores, especialmente exploradores; pero esto en nada niega la existencia de un Aghartta.

Una visión que también legó Guénon, fue el misterio de la contrainiciación, y que en algún punto lo asociaba al mundo subterráneo. Sin embargo la caverna como símbolo, está vinculado al renacimiento espiritual, que luego de un proceso iniciático, posibilita el acceso al interior actualmente no visible. ¿Es posible reconciliar conceptos tan disímiles?

En el caso de los símbolos hay en muchas situaciones una pluralidad de significados. Los símbolos no siempre son unívocos. Por ejemplo, el simbolismo del dragón. Mientras que para los chinos representa la divinidad y lo sagrado; para los cristianos medievales, en cambio, era la representación del mal.



Respecto de las cavernas y en general el mundo subterráneo ocurre algo parecido. Desde cierta óptica son la residencia de las energías inferiores. Por ello, es en el inframundo donde moraba Hades en la antigua mitología griega. Pero no olvidemos que por otro lado la caverna tiene un claro significado iniciático. Se dice que los machis de los mapuches eran iniciados precisamente en las cuevas de los montes. La caverna alude a la matriz, a la fuerza generadora, al caos primordial. Es un retorno al origen.

En cuanto a la contrainicación, cabe recordar que para Guénon la mejor representación de ésta a nivel geográfico más que las cavernas eran las llamadas “Torres del Diablo”, las cuales ocupaban parte importante de su correspondencia con el rumano Vasile Lovinescu.


Desde hace unos años se está hablando de un despertar espiritual que tiene como base nuestro continente, en especial Sudamérica. Más allá de los “cotilleos new age”, ¿podemos asentir con esta realidad, que muchos místicos vienen sosteniendo, y que en el pasado tuvo al Tíbet como centro mayor?

Más allá de los dichos por “maestros”, “iluminados”, etc. sobre esta traslación energética, no hay duda que los americanos, y sudamericanos en especial, tenemos una tierra santa y una gran labor. Respecto a esto último se hace necesario en primer término una depuración espiritual. En la gran mayoría de los casos, no somos aborígenes ni descendientes de ellos ni europeos. Nuestra visión no debe ser por tanto ni el indigenismo ni el europeísmo. Hemos nacido en esta mágica tierra por algo y debemos alejar de nuestro ser la imitación servil de patrones europeos y estadounidenses, como también el simplista modo de pensar que solo lo indígena tiene que ver con este paisaje. En los siglos que han pasado, aquél se ha ido modificado y la naturaleza ha perdido su carácter sagrado. Masas de hombres y mujeres caminan como zombies en las ciudades de cemento, en una vida rutinaria y materialista. Los jóvenes están desencantados de la vida y por ello imitan cualquier moda que provenga de afuera. La falta de reflexión, unida a una sed de rebeldía muchas veces sin sentido, no llevará a nada positivo. Debemos, en segundo lugar, estudiar lo antiguo. Los orígenes. Finalmente, lo que es más importante: amar este continente. Sentir con todo nuestro ser la solemnidad de la arquitectura inka, el frío de las montañas andinas, la aridez del Desierto de Atacama, la selva amazónica, observar los petroglifos plasmados en todos los países sudamericanos, nutrirse de las viejas leyendas. En fin, no transformarnos en depredadores, sino hacernos uno con este glorioso paisaje. Solo así podremos estar preparados para el momento crucial en que Enlil o Eldorado abran sus puertas áureas.

Segio Fritz, infinitas gracias!

-Las gracias son para ti, pues has sido muy amable en entrevistarme, a la vez que has hecho preguntas que me parecen son mejores que mis respuestas-.


[1] Escritor, ensayista y conferenciante chileno, estudioso de metafísica tradicional, religiones comparadas y simbolismo hermético. Es Director de la revista "Bajo los Hielos. Tradición y Poesía Trascendente". Es autor de la novela «El Jardín de Trincheras» (Ediciones Bajo los Hielos, Santiago de Chile, 2003; próxima edición en italiano a través de la editorial Nuovi Cieli e Nuova Terra) y coautor de la enciclopédica obra "Codex Templi" (Aguilar, Madrid, 2005), Ha sido incluido en el libro de fantasía y ciencia ficción chilenas "Poliedro I" (Primeras ediciones, Rancagua, 2006), y coautor de "Templarios: cruz y medialuna" (Ediciones Bajo los Hielos, 2007). Prologó el ensayo sobre religiones comparadas “Los rayos de la rueda. Los caminos de la religión” de Raúl Mera M. (Editorial Forja, Santiago de Chile, 2008). Es además autor de varios artículos sobre espiritualidad tradicional y Literatura Fantástica.

Ha publicado artículos en distintas revistas europeas y americanas, entre ellas: «L’Idea. Il Giornale di Pensiero» (Italia); «Lhork», (España); «Ciudad de los Césares» (Chile), «Casa del Tiempo» (México); y «Serpiente Emplumada» (Perú). Ha sido exponente en el Primer Encuentro de la América Románica (Palacio La Rioja, Viña del Mar, Chile, 1996) y en las Semanas Guenonianas de Buenos Aires los años 2004 y 2007(Biblioteca del Congreso de la Nación, Buenos Aires, Argentina).

Ha dictado cursos sobre “Religiones Comparadas”, “Antropología Integral” y realizado investigaciones de carácter simbólico para universidades chilenas. Prepara una serie de libritos acerca de la historia de la filosofía hermética y la alquimia en América.

Algunos sitios webs que dirige:

Revista Bajo los Hielos
Estudios sobre Sufismo
Geografía Sacra
Mercurio Radiante

miércoles, julio 08, 2009

¿OTRO MAPA LITICO EN LOS ANDES? (Sergio Fritz Roa)

En el mismo lugar donde hemos hallado los posibles mapas líticos ( ver: http://geografiasacra.blogspot.com/2009/02/representacion-de-america-en-mapas.html) recientemente encontramos otra piedra, con la imagen de lo que podría ser Sudamérica.

Hemos tomado algunas fotografías de este nuevo descubrimiento, las cuales presentamos en esta ocasión.








_________________________________________________________________


(Fotografía de una de las primeras piedras con posible representación sudamericana halladas por nosotros)

Con lo anterior, cada día nos parece más posible la existencia de una cultura en la zona de Aconcagua, que obtuvo un desarrollo superior al que se pretende por los historiadores y arqueólogos oficiales. Pues de otra manera, en caso de ser efectiva la manufactura de estas figuras en los litos, ¿cómo se explica el conocimiento geográfico que permitió efectuar estas representaciones de mapas americanos, hace cientos o quizás miles de años?

La incógnita permanece, pero hay aun más descubrimientos en esta zona que iremos dando a conocer los próximos días.

Sergio Fritz Roa